Una maloclusión dental, también llamada “mala mordida” se identifica por un desequilibrio en la oclusión que significa que los dientes superiores no contacten adecuadamente con los inferiores. Esto se puede dar por alteraciones en el crecimiento del maxilar superior e inferior que hacen que estos no encajen bien, y más comúnmente por la mal posición de los dientes, que al no estar correctamente alineados no permiten un buen contacto entre ellos y que incluso en algunos casos impiden que la función masticatoria se realice correctamente.
Una mala mordida también puede ser causada por malos hábitos, que si no se corrigen a tiempo pueden ocasionar severos problemas dentales. Las alteraciones en la oclusión pueden tener diversas consecuencias como:
Apiñamiento de dientes
El apiñamiento de dientes (dientes montados y torcidos) puede dificultar llevar una rutina de higiene bucal adecuada al evitar eliminar por completo los restos de alimentos, debido a ello podrías tener caries y enfermedades periodontales.
Problemas digestivos
El no poder masticar de manera correcta los alimentos por una mala posición de los dientes, hace que aparezcan problemas digestivos.
Desgaste y rotura de dientes
La mala alineación de las piezas dentales provoca un mal contacto entre las mismas, por ello puede provocar sobrecargas, desgaste de los dientes e incluso fracturas.
Dolores articulares
Una alteración en la mordida ocasiona una cierta tensión en la mandíbula a la hora de masticar, que puede causar dolores en la articulación temporo mandibular, cervicales, cabeza y oído.
En muchas ocasiones las personas acuden al odontólogo para arreglar la alteración de su mordida, más que todo por un tema estético, sin tener en cuenta puede traer muchos beneficios en su salud bucodental.
Fuentes:
Infosalus
Laboden Gallardo
Clínica la Victoria